Análisis de The Witness
25/03/2016
Recientemente me he pasado el juego de puzzles The Witness, la última obra de Jonathan Blow. Me lo había recomendado un buen amigo y al poco me enganché. Voy a hacer un spoiler mínimo, lo justo para que os quedeis con los dientes largos.
Nota musical:
The Witness se inicia de manera enigmática para el jugador acostumbrado a la jugabilidad Nintendo. Con jugabilidad Nintendo me refiero a la típica de juegos como Mario Party donde antes de cada juego se explican las instrucciones por escrito y se puede incluso practicar. La propia pantalla de carga produce intriga al jugador.
Aparecemos en un pasillo, en una isla, al principio solo podemos avanzar hacia delante. El juego nos indica que podemos usar las teclas WASD para movernos y que usemos el ratón. Es la única ayuda que nos dará.
Para avanzar tendremos que resolver puzzles. Todos los puzzles poseen la misma estructura, empezamos por un círculo gordo y tenemos que dibujar una ruta por la cuadrícula hasta el final, una línea que se sale de la cuadrícula. Pero no vale con llegar, tendremos que cumplir las condiciones que los símbolos geométricos y el entorno nos impongan. Al principio estos símbolos no aparecen pero según vayamos avanzando, empezaran a aparecer hexágonos, cuadrados amarillos, cuadrados azules, cuadrados blancos, estrellas rosas, triángulos y el entorno también influirá en la resolución del puzzle.
Una vez atravesamos la primera parte, se nos deja sueltos en la isla y entonces podemos hablar de un auténtico sandbox de puzzles.
El significado de cada símbolo, de porque un puzzle se resuelve de esta manera y no de otra es algo que queda para nosotros. Tenemos que resolver los puzzles, pero además tenemos que saber qué nos pide el puzzle. Y muchas veces creemos haber llegado a una conclusión que es incorrecta, y tenemos que replantearnos todo lo anterior. Muy bien pensado. Cuando ya sepamos el significado de los símbolos y como influye el entorno en el puzzle el reto ya no será descifrar su significado, sino resolverlo, puesto que serán más complejos. Un trabajo de científicos...
El vídeo es un desbloqueable que encontramos en el juego si somos avispados, ya que las piezas del gran puzzle que es encontrar los vídeos se encuentran desperdigadas por la isla. En este fragmento vemos a James Burke al final de la serie Connections de la BBC (1978). The Witness está plagado de filosofía empirista por todas partes. Además de estos vídeos (que hay 6) nos encontramos con 43 audios con frases, explicaciones y pensamientos de Albert Einstein, William Faulkner, Feynman y gente relacionada con la filosofía de la ciencia y otros personajes de la filosofía zen moderna, como Gangaji y David Golding. Algunos audios son más estimulantes que otros, algunos te hacen pensar y otros son un poco rollo. Lo cierto es que crea una atmósfera que mezcla elementos zen y el empirismo.
El zen es tan importante que en un determinado momento nos preguntaremos si todo esto es un kōan, es decir un problema que el maestro plantea al alumno para comprobar sus progresos, muchas veces un problema absurdo que para ser resuelto el alumno debe desligarse del pensamiento racional común para así entrar en un sentido racional más elevado y así aumentar su nivel de conciencia para intuir lo que en realidad le está preguntando el maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras. Una explosión mental en toda regla que nos acerca, en esos momentos de explosión al contacto más directo con la realidad, sin pasar por el pensamiento, pues este ha sido destrozado.
Sin embargo toda esta filosofía que planté a el juego no acaba bien, por lo menos desde mi punto de vista. El juego parece que según vas avanzando llegarás a una conclusión final, que te hará replantearte tu vida. Esto no ocurre. Quizá sea un reflejo de la vida. Creemos que tiene algún sentido, que algún día comprenderemos. Pero al final solo hemos dado unas pinceladas aquí y haya, pero seguimos sin tener "eso". "Eso" que acabaría con "aquello". Así que el final no es malo, pero quizá cuando lo veas por primera vez, después de haber estado jugando te sepa a poco. Es lógico. Pero tras un razonamiento, haciendo analogías con la vida, no me parece un final tan malo.
El apartado estético es alucinante, cada vez que lo pienso más me asombra. No es especialmente realista, podríamos llamarlo impresionista, con formas toscas, esquinas gigantes pero una iluminación y un colorido espectacular. Aparte de la belleza de por sí de la naturaleza y los edificios tenemos juegos de sombras:
En este caso por ejemplo, vemos la estatua de un pobre hombre, parece que gritando al cielo, una gran desgracia la ha acontecido. Pero su sombra, que combina con las piedras del suelo nos deja otra imagen, se encuentra haciendo malabares, un símbolo de felicidad. No todo es lo que parece.
En esta imagen vemos la estatua una mujer tallada en la montaña. Tiene un porte de grandeza, se va a comer el mundo, es fuerte y mira al cielo, aspirando a lo más alto.
En cambio, desde el punto de vista correcto, la situación cambia por completo, la mujer está siendo ayudada por otra, parece que va a morir, que las cosas le van mal y la otra mujer, por encima de ella la intenta subir a donde está ella, un lugar mucho más estable.
Y dejamos lo mejor para el final, los puzzles ambientales. Se trata de puzzles que aparecen en la naturaleza. En la imagen vemos uno muy sencillo, el del río, que además cuenta con panel explicativo. Cuando veamos uno de ellos simplemente nos dirigimos al punto gordo y vamos hasta el final. Veremos estrellitas resplandecer y si finalizamos la ruta se hará un gran estruendo. Hay muchísimos. Y muchos donde no te los esperas. Por haber hay hasta uno dentro de una película del cine, que, os adelanto, dura una hora el recorrido que tenemos que hacer.
¡Están por todas partes!
Mi recomendación final es que un juego magnífico, llegar al final estándar no es muy difícil, pero el jugador que le entre el gusanillo puede aspirar a conseguir todos los vídeos, entrar al nivel de la cueva y desvelar el final secreto.
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Nota musical:
Si te has pasado el juego al 100% lo entenderás
The Witness se inicia de manera enigmática para el jugador acostumbrado a la jugabilidad Nintendo. Con jugabilidad Nintendo me refiero a la típica de juegos como Mario Party donde antes de cada juego se explican las instrucciones por escrito y se puede incluso practicar. La propia pantalla de carga produce intriga al jugador.
Aparecemos en un pasillo, en una isla, al principio solo podemos avanzar hacia delante. El juego nos indica que podemos usar las teclas WASD para movernos y que usemos el ratón. Es la única ayuda que nos dará.
Para avanzar tendremos que resolver puzzles. Todos los puzzles poseen la misma estructura, empezamos por un círculo gordo y tenemos que dibujar una ruta por la cuadrícula hasta el final, una línea que se sale de la cuadrícula. Pero no vale con llegar, tendremos que cumplir las condiciones que los símbolos geométricos y el entorno nos impongan. Al principio estos símbolos no aparecen pero según vayamos avanzando, empezaran a aparecer hexágonos, cuadrados amarillos, cuadrados azules, cuadrados blancos, estrellas rosas, triángulos y el entorno también influirá en la resolución del puzzle.
Una vez atravesamos la primera parte, se nos deja sueltos en la isla y entonces podemos hablar de un auténtico sandbox de puzzles.
El significado de cada símbolo, de porque un puzzle se resuelve de esta manera y no de otra es algo que queda para nosotros. Tenemos que resolver los puzzles, pero además tenemos que saber qué nos pide el puzzle. Y muchas veces creemos haber llegado a una conclusión que es incorrecta, y tenemos que replantearnos todo lo anterior. Muy bien pensado. Cuando ya sepamos el significado de los símbolos y como influye el entorno en el puzzle el reto ya no será descifrar su significado, sino resolverlo, puesto que serán más complejos. Un trabajo de científicos...
El vídeo es un desbloqueable que encontramos en el juego si somos avispados, ya que las piezas del gran puzzle que es encontrar los vídeos se encuentran desperdigadas por la isla. En este fragmento vemos a James Burke al final de la serie Connections de la BBC (1978). The Witness está plagado de filosofía empirista por todas partes. Además de estos vídeos (que hay 6) nos encontramos con 43 audios con frases, explicaciones y pensamientos de Albert Einstein, William Faulkner, Feynman y gente relacionada con la filosofía de la ciencia y otros personajes de la filosofía zen moderna, como Gangaji y David Golding. Algunos audios son más estimulantes que otros, algunos te hacen pensar y otros son un poco rollo. Lo cierto es que crea una atmósfera que mezcla elementos zen y el empirismo.
El zen es tan importante que en un determinado momento nos preguntaremos si todo esto es un kōan, es decir un problema que el maestro plantea al alumno para comprobar sus progresos, muchas veces un problema absurdo que para ser resuelto el alumno debe desligarse del pensamiento racional común para así entrar en un sentido racional más elevado y así aumentar su nivel de conciencia para intuir lo que en realidad le está preguntando el maestro, que trasciende al sentido literal de las palabras. Una explosión mental en toda regla que nos acerca, en esos momentos de explosión al contacto más directo con la realidad, sin pasar por el pensamiento, pues este ha sido destrozado.
Sin embargo toda esta filosofía que planté a el juego no acaba bien, por lo menos desde mi punto de vista. El juego parece que según vas avanzando llegarás a una conclusión final, que te hará replantearte tu vida. Esto no ocurre. Quizá sea un reflejo de la vida. Creemos que tiene algún sentido, que algún día comprenderemos. Pero al final solo hemos dado unas pinceladas aquí y haya, pero seguimos sin tener "eso". "Eso" que acabaría con "aquello". Así que el final no es malo, pero quizá cuando lo veas por primera vez, después de haber estado jugando te sepa a poco. Es lógico. Pero tras un razonamiento, haciendo analogías con la vida, no me parece un final tan malo.
El apartado estético es alucinante, cada vez que lo pienso más me asombra. No es especialmente realista, podríamos llamarlo impresionista, con formas toscas, esquinas gigantes pero una iluminación y un colorido espectacular. Aparte de la belleza de por sí de la naturaleza y los edificios tenemos juegos de sombras:
En este caso por ejemplo, vemos la estatua de un pobre hombre, parece que gritando al cielo, una gran desgracia la ha acontecido. Pero su sombra, que combina con las piedras del suelo nos deja otra imagen, se encuentra haciendo malabares, un símbolo de felicidad. No todo es lo que parece.
En esta imagen vemos la estatua una mujer tallada en la montaña. Tiene un porte de grandeza, se va a comer el mundo, es fuerte y mira al cielo, aspirando a lo más alto.
En cambio, desde el punto de vista correcto, la situación cambia por completo, la mujer está siendo ayudada por otra, parece que va a morir, que las cosas le van mal y la otra mujer, por encima de ella la intenta subir a donde está ella, un lugar mucho más estable.
Y dejamos lo mejor para el final, los puzzles ambientales. Se trata de puzzles que aparecen en la naturaleza. En la imagen vemos uno muy sencillo, el del río, que además cuenta con panel explicativo. Cuando veamos uno de ellos simplemente nos dirigimos al punto gordo y vamos hasta el final. Veremos estrellitas resplandecer y si finalizamos la ruta se hará un gran estruendo. Hay muchísimos. Y muchos donde no te los esperas. Por haber hay hasta uno dentro de una película del cine, que, os adelanto, dura una hora el recorrido que tenemos que hacer.
¡Están por todas partes!
Mi recomendación final es que un juego magnífico, llegar al final estándar no es muy difícil, pero el jugador que le entre el gusanillo puede aspirar a conseguir todos los vídeos, entrar al nivel de la cueva y desvelar el final secreto.
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