La Criptonovela del verano: una historia en tres capítulos (Capítulo 2)
28/08/2016
En el capítulo anterior vimos los intentos de tomar el control de Bitcoin por parte de Blockstream y la disputa por el tamaño de bloque con Core, Classic y Unlimited luchando por hacerse un hueco. Veamos la situación en Ethereum.
Ethereum es una plataforma basada en la cadena de bloques. Normalmente cuando se habla de cadena de bloques la gente piensa en Bitcoin y piensa que la única aplicación de esta tecnología son las criptodivisas. ¿Pero qué pasa si en vez de dinero transmitimos datos? ¿Y si esos datos tienen un procesado dentro de la propia plataforma? Pues eso es Ethereum, donde pueden funcionar aplicaciones descentralizadas en su máquina virtual, con la verificación entre nodos que nos da la cadena de bloques. Esto son los contratos inteligentes, para más información visita la entrada que escribí sobre Ethereum y Smart Contracts.
El crecimiento de Ethereum ha sido impresionante, hasta tal punto de que la moneda propia de Ethereum, el Ether tiene niveles de capitalización de mercado y volumen que cualquier criptodivisa desearía y que solo Bitcoin es capaz de lograr.
Los desarrolladores de Ethereum deciden crear el 30 de abril de 2016 una organización autónoma, un organismo regido por el código sin trabajadores y a la vez fondo de inversión para otras empresas y organizaciones basadas en Ethereum que repartía beneficios a sus inversores. Su nombre fue la DAO (siglas de Decentralized Autonomous Organization). Algunas de sus características eran:
La DAO fue financiada gracias a financiación colectiva (crowdfunding) el 28 de mayo de 2016, con un éxito rotundo. La DAO batió récords y se convirtió en la campaña de crowdfunding más exitosa de la historia, recaudando 160 millones de dólares en monedas de Ethereum, Ether. Superaba así al mayor proyecto hasta la fecha que era el videojuego Star Citizen.
DAO, en chino, "el camino"
Se calculó que el 14% de todo el Ether minado en Ethereum se encontraba en la DAO. A partir del 28 de mayo las participaciones en la DAO podían ser intercambiadas como si se tratara de una criptodivisa más.
Al poco tiempo llegan los problemas, varias personas revisan el código de la DAO y encuentran vulnerabilidades graves que piden que sean corregidas.
Ya el 17 de junio, un hacker aprovechó una combinación de las vulnerabilidades descubiertas en la DAO previamente para sustraer un tercio de la cantidad depositada en la DAO. Estas vulnerabilidades no se creían explotables hast que el hacker encontró que las mismas se encontraban en otra parte del código y le dejarían replicar la DAO, pero bajo su control. Se intentó parar el ataque mandando SPAM a la red Ethereum. Al poco se lanzó un soft fork en Ethereum que limitaba la la cuenta DAO hija gastar ese dinero hasta que no hubiesen transcurrido 27 días, tiempo en el que se decidiría que hacer. Al cambio la cantidad del robo fue de 50 millones de dólares. El precio del Ether se desplomó. Esto suscitó un gran debate.
¿Era una brecha de seguridad? ¿O simplemente un método legal pero poco ético de cumplir las disposiciones del contrato inteligente? En Ethereum la norma era que el código es la ley, lo que se programa se cumple siempre sin excepción. El hacker cumplió los términos del contrato inteligente. ¿Era fallo del hacker o del desarrollador que escribió el contrato de forma pésima? ¿Se podía considerar un robo? Si recordamos, la DAO no estaba sujeta a ninguna legislación nacional.
La gente se dividió en dos bandos:
Los desarrolladores de Ethereum, que eran también algunos de los grandes inversores de la DAO, prefirieron la segunda opción. Ethereum fue programado para añadir la característica de devolver el dinero sustraído a partir de un determinado bloque que entraría en la cadena a partir del 17 de julio. Obviamente los usuarios del primer grupo sintieron que los principios de Ethereum se estaban viendo traicionados y anunciaron sus intenciones de proseguir su trabajo en Ethereum Classic.
Empresas como Coinbase o Uphold apoyaron a Ethereum y se comprometieron a usar en sus nodos la versión que incluiría la devolución. Al igual que en Bitcoin, en Ethereum tenía que haber un consenso de la fuerza de cómputo suficiente para lograr un hard fork y dividir la cadena en dos. Se produjo el hard fork, en ese momento los nodos que no actualizaron su versión Ethereum pasaron a Classic.
Ahora ambas plataformas conviven, con cadenas de bloques separadas. En Ethereum Classic prefieren código irreversible, resistente a censuras, con los ideales de que Ethereum es ese ordenador que nunca se apaga y que siempre ejecuta tus contratos. Se calcula que un 22% de los usuarios de Ethereum apoyan las pretensiones de Classic y que lo ocurrido con la DAO sienta un terrible precedente que podría desembocar en censura.
¿Cuál triunfará? Posiblemente ambas cadenas se mantengan, pero una de las dos tendrá que ser la mayoritaria. Ethereum tiene a su favor que la fundación Ethereum va a seguir programando tal y como tenía planeado, con nuevas actualizaciones que podrían beneficiar al ecosistema. Por otra parte el cambio de un algoritmo PoW a un algoritmo PoS que quiere realizar Ethereum podría quitarle las ganas a ciertos mineros. Estos se trasladarían a Classic, aunque aquí la opinión es que sería algo temporal ya que mantener el algoritmo PoW a Classic le podría pasar factura al largo plazo. Classic tiene a su favor su reputación de realmente inmutable, ajena a cualquier situación, una libertad anárquica, algo de lo que Ethereum ya no puede presumir.
¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Cuál fue la decisión correcta, la de Ethereum o la de Ethereum Classic?
En el siguiente capítulo veremos otro robo, en este caso a Bitcoin, a través de Bitfinex.
Capítulo 2: Ethereum y la DAO, o el debate de si el código es la ley
Ethereum es una plataforma basada en la cadena de bloques. Normalmente cuando se habla de cadena de bloques la gente piensa en Bitcoin y piensa que la única aplicación de esta tecnología son las criptodivisas. ¿Pero qué pasa si en vez de dinero transmitimos datos? ¿Y si esos datos tienen un procesado dentro de la propia plataforma? Pues eso es Ethereum, donde pueden funcionar aplicaciones descentralizadas en su máquina virtual, con la verificación entre nodos que nos da la cadena de bloques. Esto son los contratos inteligentes, para más información visita la entrada que escribí sobre Ethereum y Smart Contracts.
El crecimiento de Ethereum ha sido impresionante, hasta tal punto de que la moneda propia de Ethereum, el Ether tiene niveles de capitalización de mercado y volumen que cualquier criptodivisa desearía y que solo Bitcoin es capaz de lograr.
Los desarrolladores de Ethereum deciden crear el 30 de abril de 2016 una organización autónoma, un organismo regido por el código sin trabajadores y a la vez fondo de inversión para otras empresas y organizaciones basadas en Ethereum que repartía beneficios a sus inversores. Su nombre fue la DAO (siglas de Decentralized Autonomous Organization). Algunas de sus características eran:
- Funcionamiento sobre la plataforma Ethereum sin jefes ni junta directiva
- Totalmente autónoma
- Opensource, programada en Solidity
- Opera sin la regulación de ninguna nación del mundo
La DAO fue financiada gracias a financiación colectiva (crowdfunding) el 28 de mayo de 2016, con un éxito rotundo. La DAO batió récords y se convirtió en la campaña de crowdfunding más exitosa de la historia, recaudando 160 millones de dólares en monedas de Ethereum, Ether. Superaba así al mayor proyecto hasta la fecha que era el videojuego Star Citizen.
DAO, en chino, "el camino"
Se calculó que el 14% de todo el Ether minado en Ethereum se encontraba en la DAO. A partir del 28 de mayo las participaciones en la DAO podían ser intercambiadas como si se tratara de una criptodivisa más.
Al poco tiempo llegan los problemas, varias personas revisan el código de la DAO y encuentran vulnerabilidades graves que piden que sean corregidas.
Ya el 17 de junio, un hacker aprovechó una combinación de las vulnerabilidades descubiertas en la DAO previamente para sustraer un tercio de la cantidad depositada en la DAO. Estas vulnerabilidades no se creían explotables hast que el hacker encontró que las mismas se encontraban en otra parte del código y le dejarían replicar la DAO, pero bajo su control. Se intentó parar el ataque mandando SPAM a la red Ethereum. Al poco se lanzó un soft fork en Ethereum que limitaba la la cuenta DAO hija gastar ese dinero hasta que no hubiesen transcurrido 27 días, tiempo en el que se decidiría que hacer. Al cambio la cantidad del robo fue de 50 millones de dólares. El precio del Ether se desplomó. Esto suscitó un gran debate.
¿Era una brecha de seguridad? ¿O simplemente un método legal pero poco ético de cumplir las disposiciones del contrato inteligente? En Ethereum la norma era que el código es la ley, lo que se programa se cumple siempre sin excepción. El hacker cumplió los términos del contrato inteligente. ¿Era fallo del hacker o del desarrollador que escribió el contrato de forma pésima? ¿Se podía considerar un robo? Si recordamos, la DAO no estaba sujeta a ninguna legislación nacional.
La gente se dividió en dos bandos:
- El primero consideraba que el hacker, aunque de forma poco ética, había cumplido los términos y disposiciones y por ello legalmente le pertenecería ese dinero.
- Otros que consideraban que esto debía de ser considerado una excepción y que había que encontrar una forma de devolver el dinero a la gente, incumpliendo el mandato de que el código es la ley irrefutable.
Los desarrolladores de Ethereum, que eran también algunos de los grandes inversores de la DAO, prefirieron la segunda opción. Ethereum fue programado para añadir la característica de devolver el dinero sustraído a partir de un determinado bloque que entraría en la cadena a partir del 17 de julio. Obviamente los usuarios del primer grupo sintieron que los principios de Ethereum se estaban viendo traicionados y anunciaron sus intenciones de proseguir su trabajo en Ethereum Classic.
Empresas como Coinbase o Uphold apoyaron a Ethereum y se comprometieron a usar en sus nodos la versión que incluiría la devolución. Al igual que en Bitcoin, en Ethereum tenía que haber un consenso de la fuerza de cómputo suficiente para lograr un hard fork y dividir la cadena en dos. Se produjo el hard fork, en ese momento los nodos que no actualizaron su versión Ethereum pasaron a Classic.
Ahora ambas plataformas conviven, con cadenas de bloques separadas. En Ethereum Classic prefieren código irreversible, resistente a censuras, con los ideales de que Ethereum es ese ordenador que nunca se apaga y que siempre ejecuta tus contratos. Se calcula que un 22% de los usuarios de Ethereum apoyan las pretensiones de Classic y que lo ocurrido con la DAO sienta un terrible precedente que podría desembocar en censura.
¿Cuál triunfará? Posiblemente ambas cadenas se mantengan, pero una de las dos tendrá que ser la mayoritaria. Ethereum tiene a su favor que la fundación Ethereum va a seguir programando tal y como tenía planeado, con nuevas actualizaciones que podrían beneficiar al ecosistema. Por otra parte el cambio de un algoritmo PoW a un algoritmo PoS que quiere realizar Ethereum podría quitarle las ganas a ciertos mineros. Estos se trasladarían a Classic, aunque aquí la opinión es que sería algo temporal ya que mantener el algoritmo PoW a Classic le podría pasar factura al largo plazo. Classic tiene a su favor su reputación de realmente inmutable, ajena a cualquier situación, una libertad anárquica, algo de lo que Ethereum ya no puede presumir.
¿Cuál es tu opinión al respecto? ¿Cuál fue la decisión correcta, la de Ethereum o la de Ethereum Classic?
En el siguiente capítulo veremos otro robo, en este caso a Bitcoin, a través de Bitfinex.